Los detenidos refieren golpes en las horas en que no hubo protocolo
Operaciones policiales
Patxi Uranga, Olatz Lasagabaster y Ainara Vázquez fueron enviados ayer a prisión por el juez Baltasar Garzón, cuyo auto se ajusta a la versión oficial del Ministerio del Interior y afirma que estaban en disposición de realizar atentados con explosivos. Tras la incomunicación, los jóvenes denunciaron golpes y amenazas sobre todo en los traslados en coche, en las primeras horas. Garzón se saltó su protocolo en esas horas, en que no hubo visita del médico de confianza.
Tras las contradicciones advertidas entre fuentes policiales oficiales y extraoficiales justo después de las detenciones, el auto de Garzón se atiene básicamente al discurso fijado por el Ministerio del Interior. Así, asume que los tres detenidos no han realizado atentado alguno, pero les atribuye la intención de hacerlo en el futuro con los explosivos hallados en el transcurso de la redada.
Las comparecencias fueron muy cortas, de apenas diez minutos cada una. Tras levantárseles el régimen de incomunicación bajo el que han permane- cido durante cuatro días y cinco noches, los detenidos dieron a conocer que han sufrido malos tratos a manos de la Policía española, sobre todo en los primeros momentos. En concreto, detallan insultos y golpes, según difundió en una nota el movimiento pro-amnistía.
Los maltratos se concentraron, según afirman, en los traslados en coche, y fueron sustituidos por presiones al llegar a comisaría.
Se da la circunstancia de que en esas primeras horas no hubo control alguno sobre la situación de los detenidos, ya que el médico de confianza no pudo visitarles hasta día y medio después del momento del arresto. El protocolo patentado por el propio juez Garzón -que ha instruido este caso, con implicación directísima hasta el punto de desplazarse al lugar de los arrestos- prevé que estas visitas se realicen cada ocho horas desde el inicio de la incomunicación, por lo que Torturaren Aurkako Taldea denunció que la Audiencia Nacional se «saltó» las tres primeras revisiones.
Además, en los siguientes días de incomunicación, se denunció que las visitas tuvieron que realizarse siempre en compañía del forense de la Audiencia Nacional, y que se obligó además a permanecer con la puerta abierta de modo que la Policía española pudiera presenciar y escuchar las conversaciones con los tres vascos detenidos.
Así las cosas, el movimiento pro-amnistía remarca que se ha vuelto a constatar que este protocolo «no impide las torturas. Tenemos que decir bien claro que la única manera de hacerlo es acabar con la incomunicación», reitera.
Detalla diez encuentros
El auto de prisión da soporte a la tesis oficial que acusa a los detenidos de pretender realizar atentados, frente a otras versiones policiales alternativas que les situaban únicamente en labores de depósito de explosivos. Del mismo sí se desprende que, como difundieron estas últimas fuentes, la Policía les tenía controlados desde 2007, pero no optó por activar esta redada hasta el martes. Fue apenas cuatro días después del atentado mortal de ETA contra el inspector Eduardo Puelles, jefe del grupo de «seguimientos».
Baltasar Garzón detalla, en concreto, que Uranga habría sido captado en otoño de 2007 en una cita en Orio. Alude a otros encuentros con dirigentes de ETA en enero, junio, julio o setiembre del año 2008, fecha esta última en la que se les habría hecho entrega de material explosivo. El juez afirma que «ésta fue la primera y, finalmente, la última entrega». Añade que hubo otros encuentros en octubre, noviembre y diciembre de 2008, así como en enero y mayo de 2009, los últimos en zonas del Estado francés que sitúa en el Coll de Gamia, Angelu, Soustons o Arcachon.
El juez imputa finalmente a Uranga y Lasagabaster un delito de «integración en ETA», además de «tenencia de material explosivo con fines terroristas». Por lo que respecta a Ainara Vázquez, le achaca «integración o colaboración con banda armada». Les impone prisión incondicional sin fianza, como planteó la Fiscalía.
En el momento actual, incidió en que no quieren dejar ninguna expectativa abierta en este sentido («tenemos que ser concluyentes en esto»). «No vamos a resucitar el pasado», afirmó en tono tajante. «Lo hemos intentado, nadie puede decir no», añadió antes de recalcar que esa vía «está totalmente cerrada».
A Rubalcaba se le planteó también en la entrevista si espera algo del anuncio de novedades en otoño. «No espero nada de Otegi mientras no haga lo único que cabe hacer, que es convencer a ETA de que deje las armas», replicó. Y al hilo de ello amenazó a la izquierda abertzale con que no volverá a estar presente en las urnas si no se produce ese escenario: «La izquierda abertzale violenta no estará en las instituciones», afirmó, recurriendo a una expresión cada vez más habitual en su boca.
La entrevista sirvió también para que Rubalcaba restara credibilidad a las informaciones difundidas esta semana, precisamente desde la televisión pública española y firmadas por su «equipo de investigación», sobre supuestas conclusiones del debate interno en ETA. El ministro quiso dejar claro que «cualquier cosa que se diga es especulación». Añadió que no saben nada al respecto y que el único dato constatado es el atentado mortal contra el mando policial Eduardo Puelles: «Violencia, violencia y violencia, no creo que ETA tenga más estrategia». GARA
Estos testigos explicaron que Xan Beyrie se encontraba junto a su compañera haciendo compras en un supermercado y ya percibieron que eran seguidos por una persona a la que no conocían. A su salida del centro comercial, varios agentes que descendieron de un vehículo policial se abalanzaron sobre ellos. Explicaron que la detención resultó violenta. Beyrie recibió un golpe en la cara, por lo que tuvo que recibir asistencia médica posteriormente. Su compañera quedó en libertad más tarde.
La detención fue inmediatamente respondida en su localidad, Kanbo. En torno a las 19.00 se concentraron allí un centenar de vecinos que lamentaron la falta de noticias sobre la detención. La única explicación oficial se atenía al latiguillo habitual de «investigación preliminar».GARA
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